VIVLA: la proptech que revoluciona el concepto de residencias vacacionales
Escrito por el equipo editorial de Samaipata
La startup madrileña (28 millones levantados) oferta casas exclusivas a una fracción del precio original bajo la fórmula de la copropiedad y con un potente bastidor tecnológico orientado a la flexibilidad.
Las viviendas vacacionales siempre han encerrado un componente aspiracional. Alcanzar el objetivo nunca fue sencillo, y menos aún en tiempos de inflación, pero la economía de la innovación existe precisamente para tenderle puentes a las metas más exigentes.
Nacida en Madrid en verano de 2021, VIVLA responde a este anhelo con una fórmula asequible, flexible y rentable. Esta proptech no propone un modelo nuevo. Cualquier emprendedor en serie, cualquier fondo de venture capital y cualquier escuela de negocio entiende y explora una premisa mucho más crítica que inventar la rueda: perfeccionar una idea preexistente.
Aquí el esquema es la copropiedad. Carlos Gómez, CEO y cofundador de la startup, describe VIVLA como “una plataforma inmobiliaria vacacional para que las familias inviertan y disfruten de casas exclusivas. Nosotros nos ocupamos de que el proceso sea sencillo y de que el comprador tenga acceso a activos que de cualquier otro modo serán inalcanzables”.
El hecho diferencial, lo que distingue a VIVLA de otros competidores, es la obsesión por el detalle. Cada elemento del engranaje funciona como un reloj suizo gracias a un potente bastidor tecnológico.
De momento, Vivla dispone de 12 inmuebles operativos y ha cerrado más de 50 operaciones. Lo que el cliente compra es, cuando menos, una de las ocho cuotas en las que cada casa se divide (hasta un máximo de cuatro). Dichas cuotas tienen un precio que oscila entre 75.000 y 300.000 euros y dan derecho a seis semanas de uso de la vivienda, dos en temporada alta, dos en temporada media y dos en temporada baja. Para gestionar cada casa se constituye una sociedad limitada.
Al tratarse de casas premium en destinos muy demandados, con importes que oscilan entre uno y dos millones de euros y con un fuerte recorrido de revalorización, VIVLA necesita músculo financiero. Esta es una asignatura superada con creces. La startup ha levantado desde su arranque más 28 millones de euros entre deuda, venture debt y equity. La última ronda, que permitió la compra de Suomma y se anunció en octubre, fue de 2,7 millones. La ronda de 2022 ascendió a 26 millones y fue liderada por Samaipata. Con este armazón, explica Gómez, Vivla pretende ampliar a 30 el catálogo de inmuebles (150 operaciones) en 2024.
La receta del éxito
El activo que se vende es el corazón de la propuesta. VIVLA, que en 18 meses ha invertido 15 millones, sólo compra casas 100% legales. Las auditorías legales corren a cargo de Andersen y las tasaciones las asume Savills Aguirre Newman. Asimismo, las casas deben cumplir ciertos criterios constructivos y arquitectónicos y Vivla examina hasta 50 parámetros gracias a una herramienta tecnológica que trabaja “casi en tiempo real” y permite escoger en cada destino, ya sea Baleares, la costa gaditana o el Pirineo, “las tres mejores opciones disponibles”.
Pero detrás de la base de la pirámide se esconde un ramillete de servicios adicionales. La gestión de la vivienda co-adquirida (el mantenimiento, las reparaciones, el pago del IBI o los seguros) corresponde a VIVLA, que además ofrece un listado de servicios personalizados y permite al copropietario dejar en casa algunos de sus enseres e incluso enumerar sus comidas favoritas para que todo esté listo a su llegada.
Más interesante todavía es la posibilidad de intercambiar las semanas de temporada baja con otros copropietarios, redimensionando así el concepto de la segunda residencia con una casa que da acceso a otras. Por otra parte, VIVLA permite subarrendar las semanas de disfrute del espacio a un tercero, siempre con garantías, y lanzará en breve un servicio de financiación de las cuotas para poder abonarlas en hasta 18 meses.
En definitiva, la plataforma hace posible ese match múltiple entre el activo inmobiliario, hasta ocho compradores y el vendedor. Para ello se requiere liquidez en el marketplace, mucha excelencia operacional y tecnológica y unas credenciales y marca que generen confianza en un producto de ticket muy alto. VIVLA alimenta ese círculo virtuoso que coge mes a mes inercia y la consolida como proptech líder en una categoría emergente y en uno de los mercados de segunda residencia más atractivos del mundo.
¿Un draft inmobiliario de la NBA?
Pau Gasol es uno de los inversores de VIVLA y ejerce también de embajador de la compañía. Su huella se deja ver en el planteamiento quizás más disruptivo de Vivla, relacionado con el calendario de uso de las viviendas. “La pregunta del millón es cómo resolvemos este reparto -arranca Gómez-. Nuestro modelo permite una distribución equitativa y se inspira en el draft de la NBA, es decir, hacemos dos rondas al año y en cada ronda se establece un orden de elección de las fechas que determina un algoritmo. Si, por ejemplo, en la primera ronda eliges primero, en la segunda elegirás al final”. Que el sistema funciona lo demuestra una estadística: el grado de satisfacción de los clientes de Vivla ronda el 90%.
Tres líneas de negocio confluyen en esta proptech: la comisión que cobra por la transacción inicial al vender una cuota, el fee correspondiente al mantenimiento del activo y el que deriva de una posible reventa. Este último factor no es baladí: los destinos seleccionados han de presentar un fuerte recorrido de revalorización a 5-10 años, deben contar con demanda nacional y extranjera y tienen que ser prestigiosos con independencia de que se ubiquen en la playa o la montaña. El portfolio actual incluye lugares como Formentera, Menorca, Ibiza, Cadiz, Sotogrande, Denia y Baqueira y se ampliará pronto con casas en La Baja Cerdaña y Cantabria.
Cuidar el ahorro
El gasto anual que una familia asume al contar con una segunda residencia marca otra de las ventajas de Vivla. Gómez pone como referencia uno de los activos disponibles en Baqueira. La cuota se vende por 175.000 euros y lleva asociada un desembolso anual de otros 3.500 por conceptos como el IBI, los gastos de comunidad, los suministros o la gestoría. “Si se comprase individualmente, esa misma vivienda supondría cada año en gastos extras 28.000 euros”.
Red de seguridad
Carlos Gómez trabajó diez años en Google, pasó seis en Silicon Valley y cofundó 7r Ventures, un venture builder donde sigue siendo socio. Contar con el respaldo inversor de Samaipata marca en su opinión la diferencia. “En un fondo buscamos dos cosas: que sus gestores hayan sido fundadores y que sepan lo que significa fallar. No es lo mismo hablar desde la teoría que desde el sufrimiento. Samaipata empatiza con el emprendedor y exhibe una fortísima cultura de startup”, describe. The Hive, la plataforma de respaldo al portfolio del fondo, simboliza para Gómez esa filosofía poliédrica donde confluyen mentorización, talento, comunidad, networking, alianzas con corporaciones e incluso salud mental y autodesarrollo.
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